Ellas, con más estudios, buscan trabajo fuera y abandonan un mundo patriarcal que las condenaría a repetir antiguos roles femeninos.
La despoblación rampante que sufre la España rural tiene un funesto factor cualitativo que la aboca a tiempos peores: son las mujeres, en edad productiva y de procreación, las que se están marchando. Los hombres de la misma edad van cayendo en la soltería y han quedado atrapados en el negocio familiar que, en tiempos, facilitaba la vida y hoy ha perdido mucho brillo y rentabilidad. Por cada 80 mujeres hay 100 hombres en los pueblos de menos de 10.000 habitantes, un porcentaje más acusado aún en municipios más pequeños. (Art. completo pulsar aquí)
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