09 febrero 2009

INDICADORES DE RIESGO DE AGRESIÓN FÍSICA A LA MUJER

Presta atención a los siguientes indicadores que la investigación asocia con parejas masculinas que han acosado, agredido e incluso asesinado a sus mujeres.

La lista es del investigador de la violencia Gary de Becker. Becker cita 29 indicadores; éstos —dice— «no están en todos los casos, pero si coinciden varios de ellos en una situación (cuantos más hay, mayor motivo de preocupación), entonces deberíamos hacer algo

La chica/mujer tiene la intuición de que se halla en peligro.
Al comienzo de la relación el chico/hombre presionó a la mujer para que se comprometieran, vivieran juntos o se casaran.
Resuelve los conflictos con hostilidad, intimidando o siendo agresivo.
Emplea palabras y argumentos que suponen abuso psicológico (insulta, humilla, etc...).
Usa amenazas e intimidación como medios de control o abuso, tales como amenazas de palizas, calumniar, restringir la libertad de su pareja, revelar secretos, dejarla sin amigos o dinero, abandonarla o cometer suicidio.
Rompe cosas en ataques de ira, muchas veces con un contenido simbólico como rasgar la foto de boda, destrozar objetos significativos, etc...
Ha golpeado a otra u otras mujeres anteriormente.
Toma alcohol y/o drogas con efectos facilitadores de la violencia (pérdidas de memoria, accesos de ira, profunda suspicacia, actos de crueldad...).
Asegura que el alcohol o las drogas son la causa de su comportamiento violento (en otras palabras, como excusas: «no era yo quien hizo eso»).
Ha sido arrestado anteriormente por hechos como amenazas, coacciones, malos tratos o delitos de lesiones.
Ha habido más de un incidente de conducta violenta con su pareja.
Usa el dinero para controlar las actividades, las compras y la conducta de su pareja.
Es celoso de cualquier persona o actividad que le quite a él control de su pareja; le pide que explique todo lo que hace.
No acepta ser rechazada.
Da por hecho que la relación va a ser para siempre, «sin que nada nos pueda separar», a pesar de que el entusiasmo de su pareja no llega a tanto.
Proyecta emociones extremas sobre otras personas (de odio, amor, celos...) sin que parezca justificado.
Quita importancia a los incidentes de abuso.
Emplea mucho tiempo hablando de su pareja, y se desprende que una gran parte de su valía o identidad se deriva del hecho que él es marido, amante, novio, etc...
Intenta implicar a los familiares o amigos de su pareja en una campaña para recuperar la relación, si ésta se ha roto.
Ha vigilado o perseguido a su pareja.
Cree que las personas que rodean a su pareja están en su contra, y le animan a que le deje.
Parece muy rígido en su forma de pensar, y no quiere adquirir ningún compromiso que le suponga cambiar.
Justifica la violencia realizada por otras personas, cuando un observador sensato la desaprobaría.
Sufre cambios súbitos en su estado de ánimo, o bien suele estar depresivo o iracundo.
Suele echar la culpa a otros por sus errores; no se responsabiliza de sus acciones.
Hace comentarios que llevan a pensar que él se siente poderoso y dominador cuando tiene un arma de fuego (escopeta, por ejemplo) u otros objetos susceptibles de causar la muerte (un hacha, navaja, etc...).
Emplea los «privilegios de ser varón» como una justificación para su conducta (trata a su pareja como una criada, toma él todas las decisiones importantes, tiene expresiones despectivas sobre sexo femenino, etc...).
Vivió de niño en un ambiente de violencia.
La mujer tiene miedo; teme que le golpee o incluso que haga algo peor.


Por otra parte, también es muy importante que comprendas que muchos de los indicadores de violencia física toman la forma de violencia psicológica. De hecho, algunos hombres se caracterizan por ser, principalmente, agresores psicológicos. Puede que nunca empleen la violencia física, o que sólo lo hagan de un modo muy ocasional, en circunstancias de gran estrés para ellos. Lo suyo, por consiguiente, es crear para su pareja un escenario donde se produce una obra trágica y monótona, de puro repetida, una obra en la que él es el director y ella la protagonista principal. No creas ni por un instante que este modo de violencia es más leve que el anterior: una paliza puede curarse en una semana; un ataque emocional sistemático puede desequilibrarte y hacerte sufrir durante muchos años de tu vida.

Las posibilidades para torturar psicológicamente a una mujer son muy numerosas. Diversas investigadoras de la violencia doméstica señalan que los siguientes comportamientos son los más habilítales en la agresión psicológica a la mujer:

CONDUCTAS HABITUALES
DE AGRESIÓN PSICOLÓGICA A LA MUJER

1. Me ha encerrado en casa, una habitación, o local.
2. Me ha atado con una soga, cadena o algo parecido.
3. Me ha forzado a vivir o a estar con frecuencia en sitios aislados.
4. Me ha impedido ver a mis familiares o amigos.
5. Me ha controlado el uso del teléfono o del correo.
6. Me ha insultado («subnormal», «imbécil», etc...).
7. Me ha humillado en público (cosas que avergüenzan).
8. Me ha humillado en privado.
9. Me ha controlado el dinero al máximo
10. Me ha presionado para que tenga relaciones sexuales con otros.
11. Me ha forzado a leer/ver pornografía.
12. Ha intentado que crea que yo estoy mal de la cabeza.
13. Ha dicho a otros que yo estoy mal de la cabeza.
14. Me miente y me manipula con frecuencia.
15. Asegura que soy un fracaso absoluto (en el trabajo, en el colegio, en la pareja, etc...).
16. Me obliga a trabajar muchas horas en la limpieza de casa.
17. Me obliga a que viva pendiente de que todo esté a su gusto.
18. Es obsesivo e inflexible con detalles absurdos (limpieza, temperatura del ambiente, horarios, etc...).
19. Dificulta mi descanso (dormir, un tiempo mínimo libre, etc...).
20. Me fuerza a beber o a tomar drogas.
21. Tiene celos de modo desmesurado.
22. Me llama siempre para tenerme bajo su control.
23. Me impide trabajar.
24. Me impide estudiar.
25. Procura estar siempre presente cuando estoy con otras personas.
26. Se niega a discutir los problemas cuando yo lo exijo.
27. Nunca es capaz de llegar a una negociación sobre algo.
28. Me amenaza con matarme.
29. Me amenaza con hacer daño o llevarse a los niños.
30. Me amenaza con suicidarse.
31. Me amenaza con hacer daño a gente a la que quiero.


Debe parecer obvio que si tu pareja realiza una de esas conductas de modo muy aislado no está actuando como un agresor psicológico sistemático o crónico, aunque dependiendo del comportamiento en cuestión el asunto puede resultar muy nocivo. Por ejemplo, no es lo mismo que amenace con matarte a que se niegue a discutir con tigo los problemas. Pero estate atenta, especialmente si estás al comienzo de la relación con él.
Estas acciones de abuso deben servirte para discriminar en qué medida, y de qué modo, tu novio, pareja o marido están adoptando contigo una posición de superioridad y de control intolerables.

FUENTE:
El infierno de Marta. (Incluye la máscara del amor de Vicente Garrido)
Autor: Pasqual Alapont Ramón/Vicente Garrido Genovés
Traducción: Soledad Carreño
Editorial: Algar Editorial, SL
6ª edición: diciembre, 2006
ISBN: 84-95722-28-3

No hay comentarios: