21 enero 2013

«El tiempo de las cerezas. Reflexiones sobre la ciudad desde el feminismo»


En las últimas décadas, y sólo en ese tiempo, las mujeres hemos conseguido nominalmente la posibilidad de ir y venir, más o menos a nuestra voluntad por la ciudad. En tiempos anteriores, la situación era peor: no existía legitimación social para el uso de la calle por parte de mujeres, que no fueran «las mujeres de la calle». La mujer estaba confinada en el espacio privado, del que detentaba la responsabilidad pero no el control, al tiempo que el espacio público le estaba vedado. El sitio de la mujer es el hogar... El sitio del hombre puede estar en el espacio público y en el privado: puede moverse libremente entre uno y otro y su presencia en ambos espacios es pertinente. Incluso puede elegir qué dedicación quiere destinar a su vida familiar o pública sin que ninguna de las opciones sea catalogada como inadecuada o poco edificante. La autonomía del hombre es subsidiaria del trabajo oculto de quien se ocupa del espacio doméstico. (seguir leyendo)

No hay comentarios: