Más allá de actos, lazos y recuento de víctimas, en la lucha contra la violencia de género aún queda pendiente una revolución desde el interior. Aquélla a la que debemos ir juntos mujeres y hombres en armonía e igualdad. Una batalla desde la profunda defensa de las víctimas y de sus familias para que el desgarro de la pérdida de vidas no vaya acompasado por la incomprensión y la frustración. Esa revolución debe venir también del lado masculino.
Hombres y mujeres debemos compartir una idea: la violencia de género está instalada en la desigualdad. La sociedad aún no puede ganar la partida porque, pese a que el Estado, la sociedad y la ley se han volcado en las víctimas, aún hay muchos hombres que ponen en entredicho la violencia de género y hacen contrapeso con falacias de falsas denuncias o indeterminados privilegios a la hora de ser atendidas las víctimas en nuestros juzgados. (leer+)
Hombres y mujeres debemos compartir una idea: la violencia de género está instalada en la desigualdad. La sociedad aún no puede ganar la partida porque, pese a que el Estado, la sociedad y la ley se han volcado en las víctimas, aún hay muchos hombres que ponen en entredicho la violencia de género y hacen contrapeso con falacias de falsas denuncias o indeterminados privilegios a la hora de ser atendidas las víctimas en nuestros juzgados. (leer+)
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