09 marzo 2011

Manifiesto del Grupo 8 de Marzo de Teruel

Escrito y leído por Pilar Abos. (Profesora de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de Teruel).

Hoy, día 8 de marzo de 2011 con motivo del centenario de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer hemos querido volver la vista atrás para mostrar la lucha de las mujeres por la igualdad de derechos y oportunidades. Para ello hemos seleccionado una profesión, la profesión de docente por ser una de las más antiguas y haber estado especialmente sometida a las discriminaciones por razón de sexo.


El papel de las maestras y su labor dedicada a la educación de las niñas, justifica su importante protagonismo en la historia de nuestra educación más reciente y no sólo por su quehacer dentro de las aulas, sino también por su aportación a la ciencia pedagógica, y por sus actividades realizadas en pro de la defensa de una educación de calidad y en igualdad.
En este papel no podemos obviar el importante papel que han jugado en toda España, y en especial en Aragón, las Escuelas Normales de Maestras, aunque al principio fueran reflejo del abandono en el que se encontraba, a mediados del siglo XIX, la educación de las mujeres. De este modo, se abrieron más tarde que las de maestros que fueron obligatorias en cada provincia a partir de 1857, y carecían de de esta obligatoriedad.
En Aragón se crearon tres, en 1856 en Zaragoza, al año siguiente en Teruel y al siguiente en Huesca. A partir de este momento la función que estos centros iban a representar fue esencial, posibilitando a las mujeres el acceso a los estudios postprimarios y al ejercicio profesional. En el caso de la provincia de Teruel, las posibilidades lo fueron sobre todo para las jóvenes del medio rural (en el curso 1857-58 las 8 alumnas de primer curso eran de pueblos de la provincia) quienes disfrutaban durante la realización de sus estudios de un ambiente más abierto que el de su pequeña localidad de origen.
Felipa Sanmartín fue la primera directora de la Normal de Teruel, aunque este cargo fue acompañado durante algún tiempo por el de vocal-protector y jefe del establecimiento, ocupado siempre por un hombre. Además durante mucho tiempo la mayoría del profesorado de las Escuelas de Maestras era el mismo que el de la masculina, con excepción de las materias de Labores y Economía Doméstica.
A pesar de las claras diferencias entre la formación de maestros y maestras a la que hemos asistido durante mucho tiempo, no sólo a nivel curricular sino también a nivel reglamentario, organizativo y económico, las Escuelas Normales fueron un gran avance para el desarrollo personal y profesional de las mujeres, lo que les permitía una autonomía económica (aunque hasta 1883 el sueldo de las maestras era inferior al de los maestros) y unas relaciones familiares menos dependientes.
Las mujeres siguen siendo mayoría en la enseñanza, pero están en el anonimato: durante el curso 2008-09 el 68,4% del profesorado de los centros públicos y el 71,5% de los privados y concertados eran mujeres. Sin embargo estas cifras disminuyen claramente en el ámbito del profesorado de FP (39% femenino) y aumentan en el de las etapas de infantil y primaria (77,2%)
La enseñanza sigue siendo una profesión eminentemente femenina y más todavía cuando la edad del alumnado disminuye. Así el ciclo superior de FP de Educación infantil, destinado a formar a los profesionales que trabajan con niños de 0 a 3 años tiene un 91%,2 % de alumnado femenino.
Sin embargo existen otros datos que nos indican cómo algunos de los problemas vividos por las maestras del siglo pasado siguen estando vigentes.
En los albores del siglo XXI hay más hombres que mujeres en la dirección escolar, y el porcentaje de directoras es inferior al porcentaje equivalente de profesoras y que la variable estado civil no es independiente de la condición de ser director o ser directora.
Así, el 6% de los directores está soltero y el 86% está casado o vive en pareja, sin embargo el porcentaje de directoras solteras es del 11 %, casi el doble que el de directores, a la vez que el porcentaje de directoras emparejadas es del 64%, proporción inferior a la de directores en igual circunstancia. “El recurso tiempo es escaso en las maestras, escasez que viene marcada por el estado civil…, el matrimonio ha supuesto y supone para la mayoría de las mujeres un obstáculo y una bonificación para los hombres en la planificación y desarrollo de su carrera profesional”. Los argumentos hallados en relación a estos datos son variados: predominio de una costumbre social que refuerza al hombre en el acceso a un puesto de responsabilidad reconociéndole el mérito, y, por el contrario, considera que la mujer que hace lo mismo abandona sus responsabilidades o simplemente pierde el tiempo; existencia de una falta de corresponsabilidad por parte de los hombres en las tareas del hogar y el cuidado de los hijos, que conlleva que la mayoría de las mujeres vean la dirección escolar como una interferencia con las responsabilidades familiares; una cultura reinante de organización y gestión modelada por estereotipos masculinos, también en los centros docentes, que determina las expectativas de unos y otras sobre ellos mismos y sobre los demás. Sin embargo el “liderazgo femenino” se considera una vía para mejorar la calidad de los centros educativos.
Tenemos mucho que agradecer a las maestras y ellas tienen mucho que aportar en la conquista de una responsabilidad compartida en la educación.

Esta mirada retrospectiva nos muestra de donde venimos, pero no nos hace olvidar cuales son, todavía hoy, nuestras reivindicaciones:

· Acabar con la discriminación laboral y salarial entre hombres y mujeres.
· Conquistar el acceso y la representación femenina en todos los ámbitos y en los procesos de negociación colectiva.
· Alcanzar una efectiva y real igualdad de derechos y oportunidades entre todos y todas.
· Lograr una educación en igualdad, eliminando los estereotipos sexistas que nos condicionan a hombres y mujeres.
· Crear fórmulas compartidas para conciliar la vida personal y profesional
· Conseguir una sociedad sin violencia machista.


¡TODOS Y TODAS POR LA IGUALDAD DE DERECHOS, DEBERES Y OPORTUNIDADES!

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