19 enero 2009

88% de las maltratadas no denuncia porque quiere vivir con su agresor

Cuatro de cada cinco mujeres asesinadas no habían declarado paliza alguna ante la Justicia.Los expertos proponen nuevos modelos de trabajo destinados a los grupos de riesgo.
PERIÓDICO DE ARAGÓN 17/01/2009 E. NAVARRO

El 88% de las víctimas de violencia doméstica guarda silencio y decide no denunciar a sus agresores ante la Justicia porque, a pesar de todo, sigue queriendo vivir con su pareja y continuar con su vida antes de. Ni siquiera las mujeres asesinadas se escapan de esta estadística: cuatro de cada cinco de las personas fallecidas tampoco habían declarado paliza alguna. Además, más de la mitad de las mujeres agredidas mantienen la agresión para sí mismas y no se lo comunican ni siquiera a sus familiares más cercanos.
Los datos que arroja el informe Modelos de actuación en violencia de género, elaborado por un equipo de trabajo dirigido por el director del Instituto de Medicina Legal de Aragón, Juan Antonio Cobo, a instancias del Justicia de Aragón, Fernando García Vicente, van mucho más allá. Las cifras son rotundas, como demuestra el hecho de que el 50% de las víctimas, al ser cuestionadas sobre sus parejas, las califican con una nota cercana al seis sobre diez. Y esto después de haber sido agredidas.
Muchas de ellas todavía justifican la agresividad de sus parejas por el consumo de alcohol o drogas y ya sea por miedo, por cariño, por vergüenza o por la expectativa de que todo cambie, siguen adelante con sus vidas al lado de los agresores. La protección de las víctimas debe ser, por tanto, una "prioridad", según Juan Antonio Cobo, y por este motivo, el informe que ayer fue presentado está centrado en "encontrar" nuevos modelos de trabajo para el tratamiento de la violencia. La elaboración de este documento, piloto en la comunidad, ha utilizado más de 900 casos con un historial de agresiones.
Según este informe, son necesarias nuevas respuestas que garanticen que la acción cometida por los maltratadores no quedará impune. "Mientras exista violencia, esa persona es peligrosa, por eso no hacemos nada con meterla en la cárcel", destacó ayer el Justicia de Aragón. Precisamente, Juan Antonio Cobo abogó por tomar decisiones "a medida" para cada uno de los casos, de forma que las penas no se limiten a la cárcel o al alejamiento de la víctima.
Una idea que va en consonancia con otra de las conclusiones a las que llega el estudio: no hay un solo modelo de maltrato que pueda aplicarse íntegramente a los casos de violencia, sino que cada patrón de comportamiento solo responde "a pequeñas porciones de realidad" que no se ajustan a la totalidad de los sucesos.
¿Cómo se solucionarían cada una de estas situaciones concretas? Mediante el asesoramiento "profesional y técnico" que serviría para aconsejar a las autoridades "las medidas aconsejables", según el director del Instituto de Medicina Legal. Precisamente, y para garantizar la seguridad de las víctimas, se va a reeditar el manual de autoprotección destinado a las mujeres que están en riesgo de sufrir algún tipo de paliza. Este documento recoge hipótesis personalizadas para que las agredidas sepan cómo actuar en este contexto de violencia y un cuestionario de valoración de peligro.
LA SIMULACIÓN
El estudio también analiza el nivel de simulación al que tienden un porcentaje mínimo de las personas afectadas por la violencia doméstica. Si se establece una comparación entre hombres y mujeres, los primeros presentan su pico modal en un contexto de simulación parcial. O lo que es lo mismo: algo más del 10% de los hombres agredidos "exageran" (en palabras de Juan Antonio Cobo) para provocar un mayor efecto contra la mujer, que, por contra, prefiere "disimular", aunque sea parcialmente, el ataque que ha sufrido.

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