Ante la falta de un modelo que pueda contener la realidad de la violencia de género en su totalidad, el estudio propone varias líneas de trabajo para evitarla: crear modelos específicos para los grupos de riesgo, entre otros la inmigración; elaborar modelos especializados según la Administración o área de actuación implicada en la respuesta social; diseñar modelos de respuesta activa de la víctima dependiendo del grado de reconocimiento de la propia situación y de su comunicación hacia el exterior; y, finalmente, poner en funcionamiento un modelo de respuesta basado en la detección de las causas de la pérdida de eficacia y eficiencia para trabajar específicamente sobre esos puntos negros.
Tras analizar 805 casos de violencia de género, entre muertes y agresiones dentro y fuera del domicilio, un amplio equipo multidisciplinar dirigido por el Doctor Juan Antonio Cobo, forense y Director del Instituto de Medicina Legal de Aragón, ha llegado a la conclusión de que ningún modelo de los empleados para analizar y actuar contra la violencia doméstica es capaz de contener todos los extremos de cada caso concreto.
Esta conclusión marca el camino del Informe titulado “Modelos de actuación en violencia de género” encargado por el Justicia de Aragón al Doctor Cobo y en el que han participado un total de 36 investigadores, entre forenses, psicólogos, trabajadores sociales, educadores y juristas.
MODELOS ESPECÍFICOS
En cuanto a los modelos específicos, el Informe propone, entre otros, la elaboración de un Modelo para la Inmigración con base en los datos diferenciales que demuestran que la violencia de género se da con mayor intensidad dentro de este colectivo. Así, desde el año 2000, el riesgo que la mujer extranjera tiene de sufrir malos tratos es seis veces mayor que el de las españolas; los periodos de tiempo del proceso que convierte a un agresor en un homicida se reducen en el caso de los inmigrantes, pasando de entre los 8 a 12 años de la población española, a un promedio de 3 años; la presencia de alcohol está muy por encima de la encontrada en la violencia de género de la población española, también la hipoteca, como problema doméstico grave relacionado con la asunción del gasto por la mujer. Finalmente, el análisis de los casos demuestra una mejor y más rápida adaptación de la mujer a la sociedad receptora, debido, entre otros factores, a las facilidades para encontrar trabajo en el sector servicios.
En referencia a los modelos especializados cuyas características depende del tipo de respuesta social que aborde (sanitaria, educativa, judicial, social, etc.) el informe dirigido por el Doctor Cobo apuesta por la elaboración de un Modelo de la Administración de Justicia por la especial relevancia que éste área tiene en la respuesta social contra la violencia de género. Este modelo deberá tener en cuenta, para tomar las decisiones que les corresponden, tanto los antecedentes de peligrosidad del agresor dentro y fuera de casa, como los desequilibrios y cambios vitales del agresor/homicida, la evolución de las ideas y obsesiones relacionadas con la pareja, así como los factores de contención si los hubiere.
En tercer lugar, el Informe aborda la necesidad de profundizar en los modelos para la respuesta activa y la accesibilidad de la víctima partiendo de datos que demuestran que el silencio está detrás de la mayoría de las agresiones y muertes. En los datos revisados aparece reiteradamente que un 80 y un 88 por ciento de las víctimas no han tenido acceso a la respuesta social. Hay que potenciar, por tanto, la ruptura del silencio y para ello el informe propone trabajar en la elaboración de Modelos de Facilitación del Acceso de la Víctima a la Respuesta Social, como la denuncia puente, que permitiría a la mujer optar por mantener la relación doméstica y al mismo tiempo activar los mecanismos de protección, y la elaboración, difusión y explicación de un Manual de autoprotección como el que puede descargarse de la web del Justicia de Aragón (www. eljusticiadearagon.es)
Por último, y ante la pregunta de ¿Por qué no hemos podido evitar la agresión o la muerte de la mujer a manos de su pareja? el Informe sugiere promover un modelo, denominado, Modelo de evitación que tiene como objetivo discriminar qué eslabón de la cadena falla a la hora de proteger a la víctima.
En el estudio se identifican seis eslabones rotos, seis caminos diferentes que llevan a la agresión o a la muerte y que son los siguientes: la víctima denuncia pero falla la protección, por lo que hay que trabajar para mejorar la respuesta; la víctima denuncia pero el “sistema” falla en la valoración del riesgo, por lo que se propone trabajar en los instrumentos de predicción del riesgo; la víctima denuncia pero después se arrepiente y bloquea la respuesta social, lo que exige trabajar en la conciencia del riesgo individual de la víctima; la víctima, consciente del riesgo derivado de agresiones anteriores, no denuncia por lo que hay que trabajar en averiguar las razones de su falta de accesibilidad; la víctima, a pesar de haber sufrido agresiones no es consciente del riesgo, lo que obliga a intensificar las líneas de trabajo encaminadas a generar una conciencia del riesgo, y por último, los casos en los que parece que no existen agresiones anteriores pero hay una primera agresión que puede ser mortal. En este último grupo de casos, el estudio insiste en la necesidad de trabajar en la valoración del riesgo oculto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario