09 marzo 2009

Manifiesto leido el 8 de marzo de 2009 en Teruel

Hoy, domingo 8 de marzo de 2009, 60 años y 88 días después de la promulgación por la organización de las Naciones Unidas del Derecho a la Igualdad entre todos los seres humanos, un grupo de ciudadanas y ciudadanos, nos reunimos aquí en Teruel para reivindicar que esa igualdad en dignidad y derechos se haga efectiva.
Las desigualdades que afectan a los derechos de las mujeres atraviesan nuestra sociedad, nuestras familias y nuestras vidas, disfrazadas con el ropaje de lo habitual, lo normal y lo cotidiano. Lo que siempre ha sido así, aunque sea injusto, adquiere el derecho de perpetuarse porque se hace invisible:
De manera invisible, muchas mujeres asumen la responsabilidad del trabajo doméstico.
De manera invisible, muchas mujeres se encargan de cuidar a los niños y a las personas dependientes.
De manera invisible y casi siempre callada, las mujeres sufren las dramáticas consecuencias de la violencia de género.
De manera invisible, la situación laboral de las mujeres está muy lejos de alcanzar la igualdad que las leyes reconocen y la discriminación, salarial, de promoción o de otro tipo, está presente en su vida laboral.
De manera invisible, las discriminaciones encubiertas y los micromachismos, apoyados en ancestrales roles y estereotipos, están a la orden del día.
De manera invisible, las mujeres seguimos sufriendo violencia y discriminación en la mayor parte del mundo, tanto en los ámbitos de la salud, la reproducción y la educación, como en los de la promoción profesional, intelectual y política.
De manera invisible, en todos los rincones del mundo, la pobreza, la violencia, el tráfico de personas y el analfabetismo siguen teniendo, mayoritariamente, rostro de mujer.
Frente a esta situación, la conmemoración del 8 de marzo debe ser el momento en el que hombres y mujeres nos detengamos a reflexionar, buscando cauces de actuación, para que no se mantenga esta injusta desigualdad de derechos entre unos y otras.
Para que la igualdad a la que aspiramos no quede en un término vacío de contenido, es preciso generar y apoyar determinados cambios que transformen esta sociedad:
Tenemos que buscar nuevas fórmulas que permitan conciliar mejor la vida personal, familiar y laboral. La falta de conciliación, unida a la responsabilidad sobre el trabajo doméstico que se atribuye a las mujeres, es la principal causa de la segregación laboral que nos afecta.
Es necesario educar y sensibilizar para que los hombres asuman el reparto de responsabilidades y tareas en el ámbito familiar.
Es preciso eliminar los roles y estereotipos sexistas de las familias, de la escuela, de los medios de comunicación y de la sociedad en general.
Hay que emprender nuevas reformas en el ámbito laboral, obligando a las empresas a impulsar medidas que favorezcan la igualdad de oportunidades en el acceso al empleo y a los puestos de responsabilidad. Es necesario romper el techo de cristal, invisible e indetectable, que impide a las mujeres avanzar en sus carreras profesionales
Debemos acabar con la lacra de la discriminación salarial que sufren muchas mujeres, que a igual trabajo reciben un salario inferior al de los hombres.
Tenemos que protagonizar, además, un cambio que parta de nosotras mismas y que nos impulse a continuar avanzando en la lucha por nuestros derechos, enfrentándonos a las causas profundas que generan la desigualdad entre hombres y mujeres.
Reconocemos los avances sociales que se vienen produciendo y la importancia de algunas leyes y reformas, pero todavía queda mucho por hacer. No podemos conformarnos, porque las barreras son múltiples, sutiles e invisibles y nos las encontramos cada día, porque la igualdad y la libertad individual deben llegar a todas las mujeres y no sólo a unas pocas. La igualdad ante la ley no equivale a igualdad ante la vida.
El grupo “8 de marzo” manifiesta su apoyo a estas justas reivindicaciones y os pide que las defendáis a lo largo de todo el año con actitudes y acciones en vuestra familiar, laboral y social.

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