Según el estudio Violencia contra las Mujeres, análisis en la población penitenciaria femenina, realizado por la Fundación SURT en 2005 el último que hay en España de estas características, el 80% de las mujeres reclusas ha sufrido en algún momento de su vida violencia de género. En el conjunto de la sociedad española, esta cifra está en torno al 12%. El informe de la Fundación SURT también sostiene que, a menudo, son mujeres con relaciones familiares degradadas donde los vínculos se establecen a partir del control y la violencia.
Las internas asumen el rol de únicas "cuidadoras" de sus hijos
"Hay que tener en cuenta que las personas con un nivel cultural bajo tienen más dificultades para cuestionarse los roles [hombre/mujer]", afirma la politóloga de SURT, Mar Camarasa. Y explica que, a diferencia de los hombres presos, las reclusas asumen el papel de "cuidadoras" y, por lo tanto, cuando ingresan en prisión "tienen sentimiento de culpa" por no poder hacerse cargo de los hijos o porque se ven obligadas a criarlos en el interior de un centro penitenciario.
"Hay que tener en cuenta que las personas con un nivel cultural bajo tienen más dificultades para cuestionarse los roles [hombre/mujer]", afirma la politóloga de SURT, Mar Camarasa. Y explica que, a diferencia de los hombres presos, las reclusas asumen el papel de "cuidadoras" y, por lo tanto, cuando ingresan en prisión "tienen sentimiento de culpa" por no poder hacerse cargo de los hijos o porque se ven obligadas a criarlos en el interior de un centro penitenciario.
Violencia y delito
En las cárceles del resto de España no hay cursos específicos de prevención de violencia de género y la materia se imparte junto a otras. "Empezamos a abordar el tema en el curso de salud porque notábamos que salía aunque no quisiéramos", recuerda la médico Loli Narváez, de la prisión de Alcalá de Guadaira, en Sevilla.
No hay estudios que demuestren la conexión directa entre haber sufrido violencia de género e infringir la ley, sin embargo, "la violencia es un factor clave en la trayectoria del delito", señala Camarasa. Lo mismo opina la subdirectora general de Tratamiento y Gestión Penitenciaria del Ministerio del Interior, Concepción Yagüe: "Está bastante difundido que hay una relación entre lo uno y lo otro".
En las cárceles del resto de España no hay cursos específicos de prevención de violencia de género y la materia se imparte junto a otras. "Empezamos a abordar el tema en el curso de salud porque notábamos que salía aunque no quisiéramos", recuerda la médico Loli Narváez, de la prisión de Alcalá de Guadaira, en Sevilla.
No hay estudios que demuestren la conexión directa entre haber sufrido violencia de género e infringir la ley, sin embargo, "la violencia es un factor clave en la trayectoria del delito", señala Camarasa. Lo mismo opina la subdirectora general de Tratamiento y Gestión Penitenciaria del Ministerio del Interior, Concepción Yagüe: "Está bastante difundido que hay una relación entre lo uno y lo otro".
Agresiones de diversa procedencia
Violencia física. Entre las mujeres que antes de entrar en prisión habían sufrido violencia física, el 93% de las agresiones se produjo en el hogar. El 33% de ellas reconoció que eran golpeadas con “frecuencia”, y el 27% admitió que “algunas veces”.
Ataques sexuales. El estudio de la Fundación SURT afirma que, tras los malos tratos físicos, hay un 82% de agresiones sexuales.
Violencia psicológica. En el 83% de los casos, la agresión psicológica aparece junto a la social; en el 94%, junto a la física, y en el 65%, junto a la económica.
¿Quién te agredió? El estudio ‘Violencia contras las mujeres’ de SURT demuestra que, en el caso de las reclusas, la violencia de género, muchas veces, es ejercida por varios actores. A la pregunta de quién te agredía –antes de ingresar en prisión– el 54% contestó que la pareja: el 11% respondió que el padre, y el 10%, que el padre y la pareja. El 9% afirmó que hombres fuera de su familia.
Más ayuda. Los expertos recomiendan una intervención inmediata dentro de las prisiones femeninas para dar soporte e información a las mujeres que han sufrido violencia de género. El objetivo es que estén más preparadas cuando obtengan la libertad.
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